Tardes Verdes... Verdes Tardes..

verde espacio de expresión propio y compartido.

22 julio 2008

Casualidad

Cada minúsculo detalle se siente mucho más fuerte en este lugar.
Confieso que no me agradó la descripción de mi estado después del accidente, creo que no precisaba tanto lujo en el relato porque me imagine putrefacto y oloroso, hinchado y carcomido por el agua y los animales, pero es una realidad, mi realidad y por un lado quería conocerla.
Tu llanto al hablarme como si estuviera ahí hacia temblar lo que quedaba de mi persona, mi espíritu, mi alma.
Estabas mojada, llovía demasiado fuerte para tanta tristeza y tu pecho estallaba de dolor.
Te pedí que te quedaras, que cuides de Jacinto y Martina. Lo dudaste durante horas acariciando el revolver. Desististe, entraste a la casa y lo guardaste en el armario.Sonó el timbre. Un hombre desconocido y empapado estaba en el umbral. No alcanzaste a expresar ni un suspiro cuando él ya estaba dentro y dentro de tu estómago un cuchillo.Un charco de agua y sangre mojaba tu cuerpo ya mojado. Los chicos dormían. Vos en camino hacia mi,los chicos en unos cuantos instantes..

No sirve

24 horas no alcanzan para arrepentirme de haber escapado.
Tendría que haberme quedado y ayudarlo.
Oía su llanto, pero no lo queria hacer, asique me tapé los oídos y sali corriendo hacia la vía.
Todavía, después de unas cuantas cuadras seguía retumbando ese sonido en mi cabeza.
Me justifiqué con el tiempo, que fugaz pasa y no puede desperdiciarse en los demás, me consolé con falacias que ni siquiera yo podía creermelas en última instancia, pero sin embargo seguía empapada de intranquilidad y remordimientos.
Decidí volver al lugar y ayudarlo, pero ya era demasiado tarde, sólo quedaron sus restos ensangrentados y un gato relamiendose.
Ese pichón esperaba a su madre que había sido asesinada por un proyectil proveniente de una gomera, y yo estaba al tanto de todo, pero el tiempo me ató las manos y la voluntad dejó que me las corte.

Paseo inmortal

Me encontré silbando alegre por la calle, miraba el cielo y las flores, las calles manchadas con sangre y los cuerpos que formaban una alfombra. Sin embargo.. silbaba alegre. No estaba ahi, estaba en el paraíso, en un dia soleado, rodeada de naturaleza, calor y buenos sentimientos. Tropezé con un brazo, resongué, seguí caminando y silbando mi canción. Era una canción alegre que daban ganas de bailar. De vez en cuando se me escapaba algun que otro saltito. Jugaba a esquivar cabezas y pisar piernas, reía en esa soledad interna, rodeada de gente que ya no lo era, que lo fue.. pero me sentía sola y feliz. Me encontré un perrito que con solo mirarlo logré que sea mi compañero en el trayecto. No sabía bien cual era el final, el objetivo hacia el que me movía porque iba de paseo, silbando entre los cuerpos. Me cansé. La canción me aburrió y Ficus me abandonó antes de lo previsto. Se entretuvo con un dedo y se alejó para enterrarlo en algún lugar despejado. La noche llegaba. El sueño me invadía. A carlitos lo utilize de almohada, y con Jaime me cubri un poco del viento.